Sigo en el bar como un pez enterrado en la arena
las mismas caras cabizbajas en los ángulos de sombra
El sol declinante de la tarde que entra por la puerta
me hace comprender que he vivido un largo sueño
Un paréntesis intenso que se alimenta de horas vacías
en la mesa de enfrente se sienta un escritor cada día
cada cierto tiempo levanta la mirada y parece observar
pero no es a mí a quien mira aunque no estoy seguro
diria que mira hacia un lugar sin nombre, ficticio
las ideas adquieren levedad no pesan,nacen, vuelan
ahora que he despertado no pienso, me dejo llevar
él seguro que tiene algunas respuestas, le preguntaré
me dice que todo sucedió y nada es cierto, por qué
era un hombre sensato, conocia secretos y fórmulas
cuando le pregunté quien era me miro y no dijo nada
creo que sabía tanto como yo, creo que era yo mismo
y nos fuimos al anochecer a esperar el nuevo día
llevándonos nuestras dudas, pletoricos de misterio
y entonces llovió, es más, todavía sigue lloviendo