miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sopa de iguana


En la esquina del café frente a mi taza humeante el sol de la mañana empuja a la sombra descubriendo el gastado azul celeste de la pared, puedo ver tras la ventana una gran iguana verde que parece sonreir segura de sí misma como sí supiése que este es su hábitat y no el mío.
Por un momento he pensado en cambiar los papeles adoptar la vida anfíbia y vivir entre el mar y las rocas sumergirme en las aguas y secárme al sol ardiente. Quien puede desdeñar una buena sopa de iguana?
Parece que el tiempo no existiéra del otro lado del cristal  parece que la iguana me invitára a revestirme de coriácea piel  a compartir la roca como a un nuevo congénere, la espuma del mar me llama como una amante furiosa con un sonido sordo que apága el cánto de mil sirenas quizá debiera aprender el lenguaje de las iguanas.
Nunca quíse apostar por una vida solitaria fué la noche que me dibujó frente a un amanecer color manzana
no sé sí por demérito del artista o fruto de la circunstancia el caso es que comparto cartel con una bella y exótica iguana.
De dónde víno tan extraña y rebuscada inspiración? No lo sé
Que descabellados designios, oscuras ataduras del destino hubieron de converger para llegar a esta situación? Lo ignoro pero víctimas de algún inimaginado paralelismo, aquí estamos, sí , aquí estamos los dos y nos miramos, la iguana y yo tan perezosos , estudiándonos, descubriendo puntos en común, cabalgando sobre fuerzas escondidas sobre olas de misterio, compartiendo existencia y experiencia, cresta y sombrero.
En este perdído atolón, atalaya solitaria del océano profundo buscando en el agujero de la memoria destellos que brillan como puntos aislados en la superficie del mar.
Entre luces de coral y desechos de magma se ríe la iguana, todo empieza a tener sentido, transcurre en un sólo instante como hijos de un sólo sueño plasmado en un sólo horizonte mudando de condición de nadador a pescador a soñador, fundidos en un momento pintor y paisaje, hombre e iguana.
Puedo sentir renovarse la vida, cada minuto, cada segundo, marearme con el cielo azul, con el sonido de la rompiente, sacar la cabeza del agua y cumplir con el rito de la oración, cumplir con los ciclos de la vida, del amor , del placer y del dolor.
Aprendo de la iguana a convertir mis defectos en virtudes, a calcular con frialdad el momento óptimo de coger la ola, a que el cuerpo me transporte a mí en vez de yo transportarlo,  a sentir la gravedad cuando cámino y salto sobre la tierra; aprendo a ser criatura de Dios en este escondido atolón dónde se expande el oceáno en una llanura que no ve su final, dónde las iguanas escriben sus canciones mirando al cielo, dónde las criaturas marinas desfilan en la mas furiosa pasarela desafiando la moda mas atrevida que jamás haya existído; subiendo a la luz desde la negrura de los abísmos abisales cúpula acuática en la que giran múltiples peces multicolores con desenfrenado ritmo y frenética cadencia caleidoscópica.

martes, 10 de noviembre de 2009

Canta


Canta mas y mas fuerte tanto como puedas
que la armas del enemigo chóquen en confusión
que la tierra entera se agíte llena de temor
que tú voz llégue desde la tierra hasta el mar
sin viento de mal agüero que la pueda detener
que el sonido flúya entre montañas y cañónes
entre estrechos recovécos y escondídas galerías
que encuentre la salida en grutas impenetrables
se enriquezca y multiplíque en tónos y matíces
que traspáse las frontéras de las leyes terrenales
y se mezcle en armonía con el canto primigénio