Mientras bajamos por la Calle Mayor
escuchando el ruido de nuestros pasos
tomando conciencia de lo que fuimos
y de lo que quisimos ser, no importa
nos agarramos a la cola de la vida
somos los niños que bajan por el tobogán
los que miden el impulso con detenimiento
un día decidiste dejar el temor a un lado
encontrar una senda de tranquilidad
sentir la protección del viento y de la lluvia
cuando el otoño lluvioso desplaza al verano
sentir tu elemental naturaleza fenoménica
como nuestros errores fertilizan las horas
sentir el dolor y el gozo de cada hoja que nace
flotar bajo la bruma sobre abismos insondables
quizá alguna vez estuve en la isla Decepción
no puedo menos que sentir un repentino escalofrío
aquel libro escondido en una esquina del estante
los párrafos destacados con un leve subrayado
por un momento nos paramos en medio de la calle
memorizando el largo camino recorrido hasta ahora
entonces tomé tus manos como se toma un libro
y sentí el pulso de nuestras vidas en un crescendo
cogí una larga bocanada de aquel aire nocturno
de aquella calle, de aquel pueblo en fiestas
y nos llevo la noche siguiendo bombos y platillos
trompetas, trombones, trompas, clarinetes y saxofones